México, 18 Junio (Notimex)poderycritica .- La puesta en escena “Un corazón normal”, que hace temporada en el Teatro Aldama, celebró anoche sus 200 representaciones con la develación de una placa y con padrinos de lujo como el actor Rogelio Guerra y el coordinador Nacional de Teatro, Juan Meliá.
Ante las ovaciones del público, el primer actor Rogelio Guerra subió al entarimado para felicitar el esfuerzo y la dedicación del equipo que hace posible este montaje, entre ellos su hijo Carlo.
“Es maravilloso para mí este momento (…) se dice fácil pero no lo es llegar a este gran número de representaciones”, expuso Rogelio Guerra, en compañía de Meliá y de Ricardo Ramírez, director del montaje de Larry Kramer, y del elenco.
En tanto, el coordinador Nacional de Teatros señaló que era fundamental aplaudir la disciplina teatral mexicana, toda vez que existen compañías como la de “Un corazón normal” que tienen mucho que decir y están comprometidas con el público.
Ellos son un ejemplo del por qué deben seguir existiendo los estímulos fiscales, ellos los defienden y lo buscan a través de proyectos de calidad y en los que creen, celebró el funcionario.
Tras la representación, Horacio Villalobos tomó el micrófono para hablar sobre la maravillosa aventura que ha sido trabajar al lado de todo el equipo de esta pieza escénica, por lo que invitó a todos los miembros a ser parte del festejo.
Señaló, además, que este montaje tenía 40 funciones de vida, sin embargo, la buena aceptación del público hizo que se convirtieran en 200 y montara gira (gracias al Efiteatro), además se tienen programas siete representaciones más en el Teatro Aldama.
Con las actuaciones de Hernán Mendoza, Pilar Boliver, Juan Ríos, Horacio Villalobos, Axel Ricco, Carlo Guerra, Aldo Gallardo y Juan Ugarte, la propuesta escénica narra la aparición del Sida en Nueva York y cómo es que el gobierno del presidente Ronald Reagan y el periódico “New York Times” bloquearon cualquier información al respecto.
La obra está basada en el surgimiento del VIH-Sida en Nueva York, entre 1981 y 1984, y es presentada a través de los ojos del escritor y activista Ned Weeks, quien decide crear un grupo de hombres gay para luchar contra el sistema.
Por espacio de dos horas, «Un corazón normal” reflexiona sobre temas como la diversidad sexual, la libertad de expresión, la lucha de los oprimidos, la doble moral, la traición, la soledad y el amor.