Acabo de leer que un monje budista japonés se dedica a meditar durante doce horas diarias, como principal ocupación, y es muy respetado en su comunidad. Con toda modestia les tengo que decir que lo supero.
Yo medito durante trece horas al día, pero aquí en Villahermosa no comprenden mi misticismo y me toman por flojo. ¡Qué cultura! , como dice mi amigo Beto Tapia. Sólo soy superado por el chelito Rabelo, que medita veinticuatro horas al día. Eso sí, duermo siete horas diarias religiosamente.
Veo béisbol de ligas mayores tres horas al día y la hora que me queda libre estoy ocupadísimo, por favor no me molesten. Quizá no soy tan reconocido porque me ayudo con una hamaca en mi abstracción diaria. Todo lo contrario de nuestros políticos que rolan todo el día. Nunca meditan. Y por eso hacen tantas pendejadas.
Hágame usted el favor, ¡¡subirle a la gasolina y la luz !!. Como no meditaron eso. En vez de quitar los programas para producir pobres. En de bajar el sueldo de los políticos el cincuenta por ciento como dice Andrés Manuel, o quitar el cincuenta por ciento de diputados y senadores. No meditaron. O quizá lo hicieron pero tienen que seguir este ineficiente y teatral, y costoso sistema político que padecemos.
Sea el partido que sea el que nos gobierne, nadie se atreve a innovar seguimos produciendo caca, y temo que ya no nos alcance. Se me ocurre una idea genial. Lo dije yo primero. No quiero que me quiten otro premio de las manos.
Es la siguiente: pasar a toda la población de México, incluido Peña Nieto, a vivir a Japón y que todos los japoneses, incluyendo al budista que medita doce horas al día, se vengan a vivir a México.
La condición que les pondríamos sería que ellos nos mantuvieran a todos los mexicanos. Les aseguro que ellos aceptarían. Lo comenté con Osorio Chong, que sabe de cuentos chinos, y me dijo que después de la primera plática conmigo semblanteó a Hirohito y éste lo vio con buenos y pequeños ojos.
La única condición que están poniendo es bajarle a la explosión demográfica crónica que padecemos. Aceptan mantenernos a los ciento treinta millones de mexicanos, que somos. Incluirían inclusive a Centroamérica, pero con la condición de no aumentar la población. Dijeron: con las costas de su país nada más les mantenemos. Venimos a pescar desde tan lejos y es negocio. Nos llevamos desde aquí sus metales y es negocio.
El petróleo y es negocio. Más turismo, vecindad con EEUU, el gran consumidor del mundo. etc. Etc.: También aceptan a la CNTE. Es ideal. La educación que dan no sirve para nada. Pero allá en Japón no tendríamos que trabajar. Todos nos dedicaríamos a la meditación, que en México se conoce vulgarmente como GÜEVA. Ponen otra pequeña condición, que se prohíba a las niñas jugar con muñecas, porque eso estimula la reproducción irresponsable de la gente. También piden bajarle a la veneración a nuestra virgencita de Guadalupe, paulatinamente, para convertirnos poco a poco en budistas.
Dicen que así no hay que mandarle tanto dinero al Estado Vaticano. Aunque yo sospecho que como los budistas no comen casi, quieren queles salgamos más baratos. La última petición, es que todos nuestros políticos se queden con ellos, para enseñarlos a trabajar y a planear. Y dentro de cien años que volvamos a intercambiar países, ya tengamos un poco de puta madre. Saben que pinches japoneses, váyanse al carajo. No dejaremos en sus manos a nuestros líderes. Lo más que podemos hacer es darles a nuestros periodistas y a nuestros sindicatos. Pero a nuestros políticos no. Moriríamos sin ellos. Sin sus promesas, sin su cultura, sin su austeridad, sin su gracia.. No y mil veces no. Lo más que aceptamos es que los manden a Suiza por cien años, hasta el nuevo intercambio…