México, 13 octubre; poderycritica.-El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que colabora en la investigación de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, alertó en enero al entonces procurador Jesús Murilo Karam de “graves fallas” en el trabajo pericial del caso, desde la infiltración de policías como falsos peritos hasta la siembra de cartuchos de arma de fuego en el basurero de Cocula.
Las anomalías descubiertas por los peritos internacionales, se presentaron en diligencias en las que la Procuraduría General de la República (PGR) presuntamente violó los acuerdos establecidos con el EAAF para que las mismas se hicieran de forma simultánea o para que la agenda se acordara previamente.
El equipo argentino también evidenció que el basurero de Cocula, en el que ahora se ha anunciado que podrían realizarse nuevos peritajes, fue contaminado como escena del crimen desde noviembre del año pasado debido a que no hubo una preservación adecuada del sitio, situación que incluso fue reconocida por las autoridades que dijeron que no podían resguardarlo pues era “un bien público”.
Se trata de una “problemática continua” en todo el trabajo pericial de la PGR , dijeron los especialistas, que además de dificultar el trabajo pericial independiente compromete en general la integridad de la averiguación.
Ninguna de las anteriores anomalías y problemas fue comentada públicamente por la propia Procuraduría General de la República.
Sin embargo, menos de un mes después de que el EAAF alertó de las fallas, el titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) Jorge Hugo Ruiz Reynaud, responsable oficial de la investigación, presentó su renuncia al cargo y antes de que terminara febrero también lo hizo el mismo procurador Murillo Karam.
Los oficios y el dictamen de los peritos independientes reportando las anomalías se encuentran en los últimos tomos de la versión pública de la investigación que la Procuraduría General de la República (PGR) inició por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Dicha versión, junto con sus 13 anexos, está disponible desde el domingo 11 de octubre en el portal de internet de la PGR.
Los falsos peritos
El 29 de enero pasado el EAAF envió un oficio al procurador Jesús Murillo Karam, en el que reportó el descubrimiento de dos policías infiltrados como peritos en una diligencia que la PGR encabezaría en Guerrero, y de otra persona más que dijo ser, a la vez, policía ministerial y perito entomólogo del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal. Este último llevaba dos armas largas.
Lo anterior fue posible, según lo evidenciado por el equipo argentino en su análisis, gracias al presunto desconocimiento o negligencia por parte de la SEIDO, la subprocuraduría de Derechos Humanos y los agentes ministeriales responsables de la averiguación.
El documento firmado por Mercedes Doretti, coordinadora del EAAF, relata que las irregularidades están relacionadas con la inspección que se realizaría el 22 de diciembre del 2014 en una zona conocida como “La Carnicería” en Guerrero. Dicha inspección fue solicitada originalmente por los peritos independientes.
Tres días antes de la diligencia la PGR modificó lo acordado originalmente, señalando que aprovecharían el viaje para acudir también al basurero de Cocula y realizar un estudio de insectos de la zona a cargo de peritos entomólogos. En total, según la Procuraduría, irían siete peritos de su parte.
La cita para partir fue a las 8 de la mañana en el hangar de la PGR en la Ciudad de México. Al llegar a esa instalación los especialistas independientes comenzaron a identificar las anomalías.
“Nos sorprendimos que en la sala donde nos reunimos uno de los peritos en entomología cargaba un arma tipo fusil ametralladora cruzada en el pecho y una segunda arma también tipo subfusil que colgaba en su hombro(…) esta persona dijo que compraría carne para poner trampas y atraer fauna nociva” señala Doretti en el oficio.
El EAAF cuestionó a los “peritos” el motivo de la diligencia siendo que ya se había recabado antes fauna nociva, a los que estos respondieron que “no conocían la investigación” pues no trabajaban para la PGR sino para la “Universidad de Chapingo”.
El agente del Ministerio Público que estaba a cargo del equipo, continua Doretti, dijo que “no tenía conocimiento” del motivo de la presencia de las armas en la diligencia, misma respuesta que dieron por teléfono el titular de la SEIDO Ruiz Reynaud y la subprocuradura de Derechos Humanos Eliana García.
Finalmente, bajo el argumento de que no se había solicitado vigilancia en la zona donde se realizarían los peritajes, la PGR suspendió el viaje.
Tras la cancelación, el EAAF solicitó que se proporcionara el registro de las armas que llevaba el equipo pericial y los antecedentes del supuesto entomólogo que las llevaba. Así se descubrió que había policías en el equipo pericial.
“El Ministerio Público nos comentó que por error, había dos personas en el grupo que venían de la Policía Federal Ministerial y que habían omitido identificarse (…) es decir los peritos eran cinco y no siete (como se reportó inicialmente) pues dos eran policías” señala el oficio del EAAF.
Además, información posterior arrojó que el supuesto entomólogo de Chapingo que cargaba las armas, y que no era ninguno de los agentes ya identificados, dijo ser otropolicía ministerial y perito que labora en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
Doretti señaló a Murillo Karam que todo lo anterior eran “hechos graves” que deberían ser investigados, y que además representan una violación a protocolos internacionales y al propio al acuerdo emitido por el propio procurador, que establecía que todo el trabajo pericial debía ser acordado previamente por los expertos de la propia PGR y del EAAF.
Incluso, en el equipo que realizaría el viaje no estaba presente el perito antropólogo de la PGR Carlos Jiménez, que era el que conocía a ubicación de la zona de “la Carnicería”, motivo original de toda la diligencia.