México, 28 julio; poderycritica.-Lavarse la cara parece la tarea menos complicada de tu rutina de belleza. Pero resulta que los malos hábitos de limpieza facial pueden provocar una larga lista de problemas de piel, entre los que se incluyen sequedad, irritación, exceso de grasa y erupciones. Sigue leyendo y descubre cuáles son los 10 errores más comunes en la limpieza facial:
1. No usar el limpiador correcto: Una crema limpiadora debe eliminar correctamente la suciedad y el maquillaje. Pero no debe ser demasiado fuerte para que no se lleve los aceites naturales y las células sanas de la piel. Busca una que funcione y que no sea demasiado suave (es decir que no tengas que limpiarte varias veces, o frotar mucho) o demasiado fuerte (que te deje la piel roja, irritada o tensa).
2. Limpiarse demasiado: Está bien limpiarse una o dos veces al día. Hacerlo más puede irritarte la piel, o puede hacer que produzcas demasiado aceite. Por tanto, si no usas maquillaje, no te pusiste bronceador, o no sudas mucho ese día, puedes saltarte la rutina de la limpieza facial esa noche. De vez en cuando, darle un descanso de productos a tu piel es sano. Aunque lo más recomendable, si vives en ciudad, es que si tienes que hacer campana, lo hagas mejor por la mañana y no por la noche. La polución de la urbe no perdona y conviene quitártela de encima antes de meterte en la cama. 3. Temperatura inadecuada: Existe el mito de que el agua caliente abre los poros y el agua fría los cierra. Pero la realidad es que los poros no tienen músculos que se abran o se cierren. Aunque es cierto que el agua caliente se siente bien en tu piel, también puede afectar a los aceites de protección natural de tu piel y que esto acabe dando lugar a un exceso de piel seca o piel grasa. Así que el agua tibia es lo mejor para limpiar tu piel de forma efectiva.
4. Exfoliar demasiado: Exfoliarse la piel es saludable para eliminar las células muertas de la piel, pero la moderación es la clave. Hazte con exfoliantes granulados (exfoliantes de azúcar y fruta son una elección suave para la piel) y exfóliate como mucho dos o tres veces por semana. Usa las manos en vez de hacerlo con guantes, ya que podrían irritarte la piel. ¡Ojo! Si tienes la piel sensible, huye de la exfoliación de arrastre, y utiliza exfoliantes enzimáticos.
5. No aclarar bien con agua: No aclararte bien la cara con agua puede llevar a la acumulación de residuos, y estos pueden acabar cerrando los poros o secando tu piel. Enjuaga bien la cara después de la limpieza, aunque tengas prisa por la mañana, o estés muy cansada por la noche. Esmérate con la línea de la mandíbula, el inicio del cuero cabelludo y las fosas nasales, que son los puntos más olvidados comúnmente.
6. Usar ingredientes irritantes: Hazle a tu cara un favor y evita ingredientes que irriten la piel como fragancias, colorantes o conservantes sintéticos como parabenos, o tensioactivos (ingredientes como el Sodium Lauryl Sulfate que llevan muchos jabones pera hacer espuma), que pueden causar reacciones alérgicas en la piel. Nuestro consejo es que leas siempre los ingredientes y así sepas que estás usando para tu piel.
7. Frotar demasiado con la toalla: Sécate suavemente, no frotes. Frotar puede darte la sensación de que estás limpiando muy bien, pero en realidad estás agrediendo a la elastina. Y no uses cualquier toalla, la que tengas más a mano. Usa una toalla limpia y suave para secar la cara fresca y recién lavada. 8. Esperar demasiado para hidratar: Para mejorar la absorción y ayudar a sellar la humedad, aplícate crema hidratante inmediatamente después de la limpieza, mientras la piel todavía está húmeda. Lo mismo ocurre con los sueros y otros productos especiales. Si esperas a que la piel esté demasiado seca, será más difícil que los ingredientes activos actúen en la piel y puede que el efecto que provoquen sea el de piel grasa o pegajosa. 9. Gastarse una fortuna: Gastarte tus ahorros en una crema limpiadora no es lo más inteligente. Busca una crema sencilla y con ingredientes naturales. Guárdate el dinero para productos que sí se quedarán en tu piel y ofrecen beneficios a largo plazo, como sueros y cremas hidratantes.
10. No descartes el aceite: Durante mucho tiempo se ha dicho que los aceites eran el enemigo de los poros. Pero la opinión de los expertos está cambiando. Ahora se dice que todos los tipos de piel pueden beneficiarse de la limpieza con aceite, incluso las pieles grasas y las propensas al acné. Un buen aceite limpia los poros de suciedad y bacterias a la vez que ayuda a mantener una piel sana y equilibrada. Busca aceites de limpieza facial naturales, de origen vegetal o incluso puedes probar aceites de alta calidad de almendra, semilla de albaricoque, de uva, o el que sea más adecuado para tu tipo de piel. Simplemente extiende el aceite por el rostro y límpialo con un paño suave remojado en agua tibia. Asegúrate de limpiar bien los restos de aceite para evitar la acumulación de residuos y mantener los poros limpios.
EL TRUCO: Si quieres un acabado perfecto, después de tu crema limpiadora pásate el tónico, o agua termal. Verás que todavía quedan restos de suciedad.