Querétaro, Qro, 14 Junio; poderycritica.- A dos semanas de excavación, el grupo de investigadores del INAH encabezados por el antropólogo físico Israel Lara Barajas realizó el hallazgo de los restos óseos de lo que fue un bebé recién nacido enterrado junto a la que pudo haber sido su madre.
En una primera instancia se encontró un cráneo que por sus características se concluyó que perteneció a una mujer; continuando con la excavación, a la altura del pecho emergieron pequeños huesos que al retirarles cuidadosamente la tierra, se determinó que pertenecieron a un infante en su etapa perinatal. «El esqueleto del adulto, en este caso del sexo femenino, se encontró boca arriba» detalló Lara Barajas.
«Sobre su brazo derecho a la altura del pecho se encuentran los restos del bebé. El otro brazo todavía no aparece en el proceso de exploración, pero debería estar en un nivel más abajo», apuntó.
De acuerdo con el especialista, el bebé murió en su etapa perinatal, es decir, en la etapa de su nacimiento, ya sea previo, durante o muy poco después. La mujer, la cual se infiere fue madre del infante, fue enterrada con él como si lo cargara. «Este es un hallazgo muy importante porque podemos determinar las causas de muerte de la población indígena de esos años», señaló Lara Barajas.
Cabe recordar que el edificio que durante varias décadas albergó la sede local de Telégrafos, fue adquirido por el gobierno municipal a fin de rehabilitarlo y abrir un museo. El edificio fue construido en el siglo XVI por don Diego de Tapia destinado a ser el hospital de los naturales de Querétaro; posteriormente, se destinó a la orden de los Hipólitos y llevó el nombre del Hospital de la Limpia Concepción hasta mediados del siglo XIX.
Con el hallazgo de las, hasta el momento, seis osamentas, los especialistas confían en realizar un análisis que determine las enfermedades que los indígenas padecían durante el virreinato, si bien las conclusiones tardarán en llegar pues la investigación se encuentra en su primera etapa.
Una cualidad que hace de este entierro singular es, primero, que no se tenía noticia de que en el inmueble se ubicara un panteón; y en segundo lugar, la posición de los esqueletos es diferente, ya que se halló uno con las rodillas dobladas lo cual corresponde a la forma como los indígenas enterraban a sus muertos, a diferencia de la tradición judeocristiana que suele hacerlo en posición acostaba y boca arriba. Pero toda hipótesis deberá ser confirmada una vez se realice el rescate y los análisis pertinentes, advirtió el antropólogo.
Por el momento, ya han logrado retirar el segundo entierro encontrado y trasladarlo al centro INAH; sin embargo, aclara Lara, las condiciones de trabajo con muy complicadas debido a la gran humedad del lugar. «No son las condiciones ideales para explorar un esqueleto de esta edad porque son muy endebles. Es muy necesario tener mucho cuidado» puntualizó.