CIUDAD DE MÉXICO, 12 de noviembre.- Para la banda Café Tacvba anoche llegó el momento de enfrentar el paso del tiempo, y qué mejor forma de hacerlo que llegar con toda su energía a la primera presentación —de siete que darán como parte de su gira 20Re-CT25— en el Auditorio Nacional, para festejar sus 25 años de carrera y las dos décadas de existencia de Re, su segunda producción discográfica, la cual fue ejecutada de principio a fin frente a las diez mil personas que se dieron cita en el lugar.
Quince minutos antes de que el reloj marcara las nueve de la noche, las luces del recinto ubicado en Paseo de la Reforma se apagaron, quedando sólo encendidas las 43 veladoras colocadas en el escenario, con lo cual Café Tacvba rindió homenaje a los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos el pasado 26 de septiembre, y así arrancó el festejo de los 20 años de Re, trabajo creado al lado del argentino Gustavo Santaolalla y considerado uno de los discos más importantes de la historia de la música de México.
La voz de Agustín Lara se apoderó del Auditorio con el tema Veracruzsólo para dar paso a la aparición de Café Tacvba
que, haciendo homenaje a los sonidos mexicanos de igual forma que lo hicieran hace dos décadas, arrancó la velada con El aparato, tema que abre el disco y que a su vez abrió la garganta de los asistentes que recibieron a Rubén Albarrán —ataviado con un luminoso saco rojo—Meme del Real, Joselo y Quique Rangel.
La energía fluyó de manera natural durante la pausa entre las primeras dos canciones donde el público aprovechó para corear el ya clásico “Oe, oe, oe, oe, café, café” —y la producción retiró las veladoras— haciendo que Rubén apareciera en el escenario ataviado con un mandil rojo a la vez que las primeras notas de La ingrata desataron la locura.
El vocalista bailaba mientras la gente cantaba con toda su fuerza al mismo tiempo que el resto de Café Tacvba saltaba al ritmo que indicaba la canción que cobró vida con una sencilla, pero muy bien pensada producción, en la que las sombras y el diseño de iluminación ofreció las atmósferas precisas.
“Muchachas y muchachos, buenas noches. Qué bueno que nos acompañen en nuestra primera fecha en el Auditorio Nacional, queremos que todos nos la pasemos de poca madre, que cantemos y que sudemos todos y saquemos nuestras angustias.
“Estamos festejando 25 años de carrera y también los 20 años de que fue editado nuestro segundo disco, el Re, así que vamos a estar celebrando tocándolo de principio a fin, para los que lo conocen ya se habrán dado cuenta, así que no nos estén gritando que toquemos Chilanga banda y Eres, porque no las vamos a tocar hasta que acabemos con el Re… es con el fin de que no se desgasten muchachos”, dijo Albarrán dando pie a El ciclón.
El borrego llegó con toda su furia y se apoderó de todos los presentes, quienes, sin importar si vestían corbata y traje, sombreros de bombín o el ya clásico gorro de Gallo Gazz (apodo usado por Albarrán), no dejaron de moverse al ritmo del estruendoso y armónico tema.
“Todo el día estamos con las chingaderas esas, si no estamos mensajeando con el jefe estamos con la novia o el novio, así que déjenlo. No hagan fotografías ni videos, ni vean un concierto a través de una pinche pantalla”, dijo Albarrán antes de que su voz se hiciera una con la de los fans que abarrotaron el lugar y coreabanEsa noche, tema que en el álbum fue dedicado a Chavela Vargas.
Así, una a una fueron llegando temas como 24 horas, Ixtepec y Trópico de Cáncer —en la cual los tacvbos aparecieron con un casco de minero que iluminaba a su público con la lámpara que portaban sobre la frente— manteniendo el espíritu festivo de la gente en lo alto, recordando lo que vivían hace 20 años cuando escucharon esas canciones por primera vez.
El metro puso a bailar a los presentes, pero fue El fin de la infancia la que no dio tregua a los seguidores de los cafetos, quienes sin dudarlo hicieron el homenaje a la música de banda, no sólo con las notas que emanaban de sus instrumentos, sino también su indumentaria de sombreros, flecos y jorongos que brillaban de manera frenética al momento que las luces se apagaban al ritmo del tema.
Madrugal, Pez, Verde, La negrita y El tlatoani del barrio se pasearon entre tonalidades azules, verdes y rojas, que se combinaban entre sí, mientras el público no dejaba de cantar y homenajear los sonidos mexicanos que se entrelazan con géneros tan diversos como el ska, elgrunge, el mambo, el bolero, el funk y el punk.
Café Tacvba volvió a provocar la locura cuando las primeras notas deLas flores se hicieron presentes. Los gritos, las ovaciones, los aplausos se volvieron un momento de silencio y atención cuando el vocalista se pronunció sobre lo sucedido con los estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
“Con toda la energía que se genera esta noche podríamos enviarla a quien pudiera estarla necesitando: en especial a nuestros 43 compañeros de Ayotzinapa, a sus familias. Es una situación muy grave la que vivimos, un crimen de Estado terrible, que no nos confundan.
“Está dentro de nosotros que tenemos que desmantelar este sistema opresor, represor. Pedimos por todos los estudiantes, por todos los jóvenes y por todos los niños de este país para que estén a salvo”, dijo Albarrán antes de dar pie a La pinta.
La noche se estremeció cuando El baile y el salón resonó en el recinto de Paseo de la Reforma, con un coro de miles de fans, que no dudaron en corear con todas sus fuerzas El puñal y el corazón y El balcón.
La banda se despidió por unos momentos de sus fans sólo para regresar al escenario y cerrar la velada con Eres, La chica banda, Chilanga banda,Las persianas, en la que los músicos corrieron mientras la gente brincaba, para terminar con María, Quiero ver y Déjate caer.