Cancún, Q. Roo, 13 febrero, poder&crítica.- En la cárcel se busca la rehabilitación, pero no se puede obligar a los internos a realizar estas actividades, porque hasta para hacerles una evaluación deben pedir permiso y firmar una autorización, explicó Jorge Adrián López Valenzuela, director del Centro de Reinserción Social de Benito Juárez.
En entrevista, el alcaide aceptó que, en el pasado, sucedían cosas que no eran lógicas, pero que ahora “se encontrará con una cárcel distinta, donde se puede ir, porque antes entrar a la cárcel era peligroso, su servidor entra solo al penal, convivo con los internos, esa es mi manera de trabajar, así lo hice en Sinaloa, jugando futbol, frontón, voleibol; toda mi vida pública he trabajado en el sistema penitenciario”.
Indicó que tienen varios proyectos para mejorar las condiciones de los internos, como el fomento al deporte, cultivos de hidroponía, además de acondicionar las áreas para que sean dignas.
También se ha dialogado con la Secretaría de Economía, con la Desarrollo, con el Instituto de Capacitación para el Trabajo (Icat) y asociaciones civiles, para buscar alternativas de reinserción social. Cuentan con 645 interesados en tomar algún curso de capacitación, desde panadería, repostería, albañilería, inglés, computación, belleza, entre otros muchos oficios.
El director negó que existiera un contrabando en el penal, e insistió que los únicos productos son los ofertados por negocios establecidos, cuyos propietarios pasan pruebas psicológicas y de control.
López Valenzuela admitió que la población carcelaria es de mil 536, en un espacio con capacidad para 844, por ello se ha propuesto la construcción de un nuevo penal, lo que no ha prosperado por su alto costo, de mil 500 millones de pesos.
Por último, aseguró que se les da confianza a los internos para que puedan externar su sentir y a todos se les escucha, atiende, “yo trabajo 24 horas en el penal, literalmente vivo ahí”.
Agencia SIM