México, 08 febrero; poderycritica.-Ivolucramientos con el crimen organizado, desvío de fondos, excesos en el ejercicio del poder, fiestas, gastos millonarios, actos de discriminación, uso político de la seguridad y justicia, son algunos de los escándalos que ha protagonizado el PAN desde que la fuerza de sus militantes y el apoyo ciudadano lo llevó a la Presidencia hace 16 años.
Desde el afamado alcalde actor de Tultitlán, José Antonio Ríos Granados, cuyos excesos le merecieron la expulsión del partido, hasta la postulación de la diputada local sinaloense, Lucero Guadalupe Sánchez, el recuento de los escándalos panistas rompe la lógica que aplicaron los fundadores del partido para diferenciarlo del PRI, entonces único partido dueño de excesos y corruptelas que representaron a la clase política mexicana.
Gobernadores como Sergio Estrada Cajigal, en Morelos, y Guillermo Padrés, en Sonora, que llegaron con el amplio respaldo ciudadano para terminar con los gobiernos priistas en esas entidades, encabezaron gobiernos que incurrieron en excesos e irregularidades, como habilitar un helicóptero oficial del estado, como el “helicóptero del amor”, para pasear a la novia, o construirse una presa en el rancho familiar, sin permisos y en detrimento del abasto de agua a la población.
En 16 años desde que el PAN se convirtió en el partido que sacó al PRI de la Presidencia de la República, al menos 32 escándalos han mostrado que algunos de sus militantes están lejos de la mística panista de Manuel Gómez Morin y muestra cómo en algunos casos las dirigencias del partido soslayan o no toman en cuenta los antecedentes de algunos personajes y los impulsan como candidatos a puestos de elección.
El historiador Enrique Krauze, en Manuel Gómez Morín, una Religiosidad Práctica, muestra la idea que tenía el fundador del PAN de aprovechar las constantes arbitrariedades priistas y los obstáculos para no permitir el avance electoral del albiazul, para construir un partido que formara ciudadanos, decididos a cambiar las formas de los priistas.
“Era preferible postergar el momento, hasta que la ciudadanía estuviese madura. Mientras tanto la misión se cumplía con sólo ‘señalar errores, indicar nuevos caminos, limpiar la administración, mejorar las instituciones, formar ciudadanos capaces de ocupar con rectitud y eficacia los puestos públicos”, cita Krauze.
Pero los escándalos que han protagonizado los panistas en los últimos 16 años muestran que están lejos de esa meta.
En el Poder Legislativo, por ejemplo, Ernesto Cordero metió a la nómina del Senado y del grupo parlamentario de Acción Nacional a diversos exintegrantes del gobierno de Felipe Calderón, entre ellos a Ignacio Zavala, cuñado del exmandatario federal; además, Jorge Luis Preciado utilizó las instalaciones del Senado para hacer una fiesta, mientras los exdiputados que coordinó Luis Alberto Villarreal fueron señalados de cobrar “favores” y algunos fueron grabados mientras departían con mujeres en una fiesta privada.
Entre sospechas
El registro de los escándalos más sonados, protagonizados por panistas, incluye el repentino alto poder adquisitivo del entonces presidente del Partido Acción Nacional, César Nava, quien se compró un departamento millonario en Polanco, en la Ciudad de México, así como los beneficios que el gobierno panista le brindó al dueño de la empresa Oceanografía, Amado Yáñez, actualmente en prisión.
Y están además el millonario menaje de Los Pinos durante el gobierno de Vicente Fox Quesada, con cortinas corredizas eléctricas y toallas de cuatro mil pesos; los gastos millonarios en el festejo del Bicentenerio de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana, que correspondió al gobierno de Felipe Calderón y que tiene a varios exservidores públicos sancionados.
Expresiones de intolerancia, como llamar simio a un jugador de futbol soccer, como lo hizo Carlos Manuel Treviño al brasileño Ronal- dinho, o la lucha contra los matrimonios del mismo sexo que encabeza el senador José María Martínez, se entremezclan con la idea de Juan Barrera Espinoza de formar una organización neonazi desde las entrañas del panismo.
Historias negras
En el PAN y su historia de escándalos desde 2000 sobresale también el capítulo de alcaldes y delegados políticos relacionados con el crimen.
En esa lista figura el nombre de Luis Eduardo Zuno Chavira, ex delegado de Álvaro Obregón.
Zuno Chavira fue incluso detenido con armas de alto calibre, cartuchos y hasta pólvora.
También está el caso de Gonzalo Alarcón, quien durante su gestión como alcalde de Atizapán, en el Estado de México, desvió millones de pesos del Ramo 33.
Otro caso es el del panista que pagó por asesinar al secretario general de ese partido en Guerrero, Braulio Zaragoza, o Martín Padúa, ex alcalde de Chinameca, que fue detenido con un grupo criminal.