Villahermosa, Tab. 15 abril; poderycritica.-Con la participación de más de 120 actores, ayer se llevó a cabo la representación número 48 del viacrucis viviente en la colonia Tamulté de Villahermosa.
Con la bendición del señor Obispo de Tabasco, don Gerardo de Jesús Rojas López, inició la representación sobre la avenida Mario Brown casi esquina con la avenida Gregorio Méndez; ahí monseñor reiteró que con ello se recuerda el amor de Dios hacia la humanidad, pues dio a su único hijo para que todo aquel que crea en él, tenga vida eterna.
“Hoy es día de contemplar a Cristo Jesús en la Cruz, tanto amó Dios al mundo que nos ha dado a su hijo único para que todo aquel que en él crea tenga vida eterna, hoy contemplamos a Cristo crucificado como decía Pablo, contemplándole en la Cruz; Jesús me amó y se entregó por mi, hay actos de piedad como este pero lo fundamental es en la tarde con la lectura de La Pasión, la adoración de la Cruz y la sagrada comunión, ese acto de piedad nos lleva a mirar a Cristo Jesús colgado en una Cruz, queda su sangre para salvarnos y redimirnos”, recordó.
En la primera estación del viacrucis, Jesús fue presentado ante el sacerdote Anás, quien lo interrogó fuertemente por las doctrinas que impartía en toda Judea, se burló de él por llamarse hijo de Dios, maestro y profeta, incluso lo llamó falso profeta; minutos más tarde fue llevado ante el sacerdote Caifás, luego de que Anás no pudo condenarlo por las acusaciones que hicieron en su contra.
Entonces apareció Judas Iscariote, el discípulo que traicionó a su maestro; imploró ante el consejo de los sacerdotes que perdonaran a Jesús quien estaba siendo juzgado pese a ser inocente; entonces, Judas les arrojó las 30 monedas de plata que le habían pagado por entregar al hijo de Dios.
“¿Qué quiere ese hombre?, ¡se le pagó muy bien por su maestro!, -Sacerdotes, doctores, Caifás, denle la libertad a ese hombre-, ¡Que se retire! -Es inocente, la voz de Dios resuena sobre mi conciencia, yo pequé, he traicionado a sangre inocente”, lamentó Judas.
Jesús respondió a los cuestionamientos de sus acusadores e indicó que estuvo enseñando sus doctrinas en público y nadie había actuado en su contra.
“Delante de todo el mundo siempre predicaba, en el templo donde acuden todos los judíos, así que no he dicho nada en secreto, ¿por qué me preguntas?, pregúntale a los que me han escuchado, ellos saben muy bien”, manifestó.
Posteriormente, el nazareno fue presentado ante Poncio Pilato quien después de interrogarlo dijo no haber encontrado mal alguno en él y lo envío con Herodes para que fuera él quien lo juzgara, sin embargo, éste último no pudo hacer nada más, por lo que lo reenvió ante Pilato; entonces el pueblo exigió la liberación de Barrabás y que crucificaran a Jesús.
“Les pregunto, ¿A cuál de los dos pongo en libertad, a Barrabás el asesino o a Jesús llamado el Mesías?, -Ese no es el Mesías, ese es un impostor, un blasfemo-, Suelta a Jesús de Nazaret que nada malo ha hecho, Barrabás es el asesino condénalo, -No, suelta a Barrabás, -¿Y qué quieren que haga con Jesús de Nazaret?- ¡Crucifícalo, crucifícalo!”, exigieron.
Luego de ser azotado y sentenciado a muerte, Jesús comenzó a cargar la cruz que en esta representación pesaba 135 kilos; con ella a cuestas recorrió calles y avenidas desde la esquina de Mario Brown con Libertad y siguió por la avenida Méndez, se desvió en la calle Hidalgo para incorporarse a la calle Ignacio Comonfort, hasta llegar a la parroquia del Gran Poder de la colonia Tamulté, donde fue crucificado.
Cabe mencionar que debido a las altas temperaturas, el público espectador optó por usar gorras, sombreros, sombrillas y otros objetos para resguardarse de los rayos del sol, sin embargo, se atendieron algunos desmayos.